ESTAMOS AQUI PARA EVOLUCIONAR

ESTAMOS AQUI PARA EVOLUCIONAR
Todo lo que no evoluciona, se atrofia.

10 octubre 2010

Advenimiento cosmovisionario



ECOLOGIA ESPIRITUAL

Por Miguel Grinberg

Nuestros cinco sentidos convencionales nos permiten procesar la información referida a lo visible, lo audible, lo táctil, los sabores y los aromas. Nuestra actividad humana gira en torno de los datos que obtenemos a través de tales registros sensoriales. Y la respuesta más usual ante ellos es “me gusta” o “no me gusta”. Lo que muchas personas consideran como realidad surge únicamente de esa órbita sensorial, que es un plano parcial de nuestros dones de apreciación y comprensión de los fenómenos universales. Por ello pasan por alto (o siguen de largo) ante circunstancias portadoras de información amplia y profunda sobre el sentido de la vida, dado que –como observó el teólogo Pierre Teilhard de Chardin– somos por naturaleza seres espirituales sujetos a experiencias “humanas”.

El camino que conduce a la captación intensa y expansiva de las realidades “espirituales” requiere una práctica de la abstracción y la introspección que está presente en todas las grandes enseñanzas de la historia.

Se trata de una progresión sutil de percepciones que no responden a las categorías que habitualmente utilizamos para identificar los fenómenos que inciden en nuestra consciencia, concebida ésta como un estado de atención plena que posibilita un entendimiento cabal de todo lo que sucede y que nos abre accesos hacia una dinámica evolutiva que abarca verdades transpersonales y meditativas que la “educación” convencional (mas bien un proceso domesticador) no aborda en absoluto.

En general, la mayoría de la gente es inducida a acumular datos e informaciones estériles que nos apartan de la posibilidad de vivir una vida de expansión y descubrimiento. Malgastamos tiempo, energía y conceptos tratando de mantener en pie una construcción material y cultural que ya cumplió su ciclo de significados, en vez de dedicarnos a aplicar nuestras vidas a encarnar nuevas perspectivas del mundo en un proceso de despojamiento y transformación. El mundo psíquico es un universo apenas explorado y, a la vez, el cosmos infinito es una dimensión que se abre ante nosotros como un advenimiento supremo.

No se trata de una religión nueva. Implica el despliegue de una sensibilidad mística que ya ha sido ampliamente explicitada por los profetas y videntes de todas las grandes tradiciones. Misticismo y religión no son lo mismo. La religión propone métodos de adoración para vincularse con una deidad externa. El misticismo, en cambio, es una inmersión en la Totalidad expresada por el descubrimiento del Espíritu Supremo dentro de uno mismo, y a la vez el surgimiento de dones y poderes que nos elevan hacia dimensiones inéditas. Somos copartícipes de la Creación: el Génesis no ha concluido y nos invita a poner en acción otros recursos sensoriales asumiendo la espiritualidad y convirtiéndonos en portadores explícitos de una cosmovisión protectora, sanadora y superadora de las calamidades imperantes.

Durante este trayecto, todo el tiempo estamos en condiciones de recibir “ayuda” de nuestras capacidades latentes, de las energías maternales de la Tierra y de la efervescencia solar y cósmica. La sensibilidad mística está presente con extrema nitidez en niños que todavía no han sido bloqueados por criterios “pedagógicos” que traban sus potenciales naturales y sus talentos específicos. Educar no es llenarlos como un recipiente. sino encenderlos como una lámpara. Y a menudo (claro está) “adultez” es sinónimo de “adulteración”.

En escuelas y colegios los chicos están muy inquietos porque se aburren. La fatídica tentación de las drogas emana del tedio y de la apetencia de “algo” trascendental que no está presente en la currícula. Pero en vez de facilitar una cosmovisión (lo cual exigiría la reeducación de los “educadores”) se promueven idolatrías deportivas y farandulescas. El resto, es un lavaje cerebral promovido por los video-juegos y demás espectros de la Matrix cibernética, con sus macro-mensajes violentos y apocalípticos.

De todos modos, la evolución humana está entre nosotros, esencial e invisible. Como una sutil conspiración de ángeles.

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